Desde hace algunos años me defino como genderqueer, una identidad de género no binaria: ni hombre, ni mujer, ni —en mi caso— tampoco en algún punto entre ambos extremos. He llegado a definirme así después de un proceso de muchos años. Fui asignado hombre al nacer; fui criade y educade como chico. En este proceso me he beneficiado de los privilegios que el patriarcado asigna a los chicos, pero también he sufrido mucho y sigo viviendo con mis heridas y cicatrices. Tenía una relación bastante conflictiva con mi/la masculinidad, habiendo intentado encajar en varias masculinidades (hetero, gay…), cada vez con menos éxito. Llegué a un punto en el que dije «¡ya basta!», estaba cansade de ser definide como hombre, y de la presión de cumplir con (o resistir a) lo que significa ser hombre en nuestra sociedad.