»La cuestión de la supervivencia humana, ante la renovada carrera armamentística mundial y la destrucción generalizada del medio ambiente, nos obliga a entender el importante papel que desempeña el género en el juego de las fuerzas sociales.«
Robert W. Connell
»Tanto si combate en Croacia como en Bosnia, Serbia, Indochina o Uzbekistán, tanto si lucha por una fuerza de liberación como por una imperialista, el soldado viola mujeres. Lo siente en su cabeza, en su fusil y en su miembro viril: eso es justamente a lo que le incita la civilización.... Y más que por ser una “recreación” del guerrero, lo que le mueve es la afirmación de su propio poder y la satisfacción de ser un hombre de verdad.«
Lepa Mladjenovic
En los análisis feministas se dibuja inequívocamente una imagen del varón como “guerrero”, del soldado como violador. En el ámbito antimilitarista se acepta de forma prácticamente universal que la guerra y la violación, el ejército y la prostitución, forman un todo inseparable. Numerosos análisis de antimilitaristas varones concluyen del mismo modo, lo cual puede parecer un recurso fácil para desmarcarse de esta “imagen del hombre” - tal y como hace, por ejemplo, Klaus Theweleit, en su descripción del hombre fascista - y no tener que seguir profundizando en otras reflexiones sobre la masculinidad. Por otro lado, la cuestión del género en el ejército prácticamente no se aborda, a pesar de que quienes practican este tipo de violencia son casi exclusivamente varones.