Harte de la invalidación diaria de mi existencia

La experiencia de mi vida genderqueer, no-binaria


Me niegan casi cada día mi existencia, pero aquí estoy, y existo. Pero si, estoy harte, harte de la negación casi diaria de mi existencia, mi identidad como persona genderqueer, no-binaria. Estoy harte de que la gente me pone en sus cajas binarias – hombre-mujer – cajas en las que no encajo, cajas que imponen sobre mi el sistema binario de sexo/género, sin que una persona me pregunta si o no estoy de acuerdo. Cuantas veces, cuando una persona me saluda en el supermercado como “caballero” me gustaría responder “Jódete! No soy hombre, y no tienes el derecho de imponer sobre mi esta identidad!”. Pero no lo hago. No tengo la fuerza para cada vez cuando una persona impone sobre mi como me lee (sin preguntarme) corregirla.


Desde ya bastante años me defino como genderqueer, como persona no-binaria. Para mi, genderqueer significa ponerme fuera del sistema binario de género – no me veo en un espectro entre lo masculino y lo femenino, sino completamente fuera de este sistema. No entiendo el género como espectro (ahora un poco de moda, el mainstreaming de la diversidad de géneros), sino mas bien como una constelación en la que si hay espacio para lo masculino y femenino, y un espectro, pero hay muchas mas identidades que no forman parte de este espectro.


He llegado a mi identidad genderqueer después de décadas de lucha con distintas masculinidades, en las nunca me he sentido comode. Nunca he sido capaz de identificarme con las masculinidades hegemónicas y dominantes. Tampoco con las masculinidades de resistencia, de la clase trabajadora, con sus énfasis en la fuerza física. Y tampoco nunca me he sentido comode con las masculinidades gay. Al fin y al cabo, siguen siendo masculinidades.


Al otro lado de lo que supuestamente es un espectro son las feminidades, y tampoco siento que encajaría. No me siento mujer – en ninguna de las definiciones o identidades.


Salir del sistema y definirme como genderqueer era un acto de liberación, de empoderamiento. También era un acto político, de rechazo del patriarcado, de los privilegios masculinos que me ofrece (y algunos todavía me da cuando me lee como hombre). Desde entonces ya no estoy luchando contra la masculinidad, ni intentando a encajar en nada. Al mismo tiempo, era el inicio de otras luchas – sobre todo una lucha permanente en contra de la invalidación de quien soy, en contra de la invisibilidad de las identidades no-binarias de género. Una lucha permanente por el reconocimiento de las identidades no-binarios – o, quizás mejor, por acabar con el género completamente.


Es cierto cuando anuncie a mi entorno que soy genderqueer, ni hombre, ni mujer, no me di cuenta de todas las dificultades. Tampoco insistí demasiado. En ingles es suficiente cambiar unos pronombres (they en vez de he/she, their en vez de his/her), y unas pocas cosas mas (los titulos – ya hay Mr, Ms, y Mx), y ya se puede referir a una persona sin imponerle un género especifico. Además, utilizar el they en tercera persona singular es gramáticamente posible. En castellano el problema no solamente son los pronombres (el, ella) – todo es género. Es muy difícil referir a mi misme sin asignarme un género especifico. Casi todos los adjetivos – para explicar como me siento – terminan con o o a según el género binario. Entonces, en castellano los cambios del lenguaje necesarios para respetar las identidades no-binarias son mucho mas amplios. Se trata de introducir un tercer género gramático – el neutro – terminando con una e.


Por estos problemas, inicialmente no insistía en el uso del pronombre elle y del género neutro, ni en mi circulo cercano. En algunos círculos si las personas usan el género neutro – en los círculos queer habitualmente, y en otros por respeto de las identidades no-binarias. En otros menos a nada. Y ahora tengo que decir que estoy harte. Cada vez cuando una persona – amistad o no – refiere a mi con el, o como hombre (o mujer), duele. Duele por la invalidación de quien soy. Duele por la ignorancia. Lo sufro como una forma de violencia – la imposición de algo que no soy.


Ahora si, voy a insistir, al menos en mis círculos, en el uso del elle y del género neutro. Ya tengo suficientes luchas…


El año pasado finalmente consigue un pasaporte (alemán) que ya no me identifica como hombre, que tiene una X en el campo sexo (por “indeterminado”). Pero poco me sirve en el Estado español. Mi banca (ética!), la Seguridad Social, Hacienda, todas las administraciones refieren a mi como hombre. Cada vez me molesta cuando tengo que elegir entre las dos casillas “hombre-mujer” en un formulario, y los formularios web ya no te permiten poner una tercera casilla al lado y marcarla. Hasta hoy, nada me ha servido que supuestamente tengo el derecho a la libre determinación de mi identidad de género. Donde? El Servicio Andaluz de Salud tampoco a mi refiere fuera del binarismo. Me ofrecieron cambiar mi nombre – y no me interesa.


Todo es género. Para rellenar casi cualquier formulario te piden que te identificas como hombre o mujer – el mundo alternativo tampoco es mucho mejor en relación con esto. Comprar en la web? Que tienda online no te pide el género para registrarte? Un viaje en avión? Te piden el género, aunque no es necesario (se podría poner una X, pero no en el Estado español).


En lo cotidiano no es mejor. En una tiendo o en un bar me saludan “señor” o “caballero” (a veces señora). Comprar ropa? Hay tiendas o departamentos para ropa masculina o femenina (ropa es ropa. Ropa masculina o femenina no existe!), y a donde voy? Ir a un baño publico o en un bar? Hombre o mujer – no hay otras opciones. Entonces, si voy al baño de mujeres y las personas dentro me leen como hombre podría tener problemas. Y en el baño de hombres peor – personas trans o queer no son bien vistas, y el riesgo de un acoso es alto, especialmente en bares. Prefiero evadir los baños públicos entonces…


Estoy planteándome empezar un tratamiento hormonal para “demasculinizar” mi cuerpo. Pero, saldría del problema de mi invisibilidad con un cuerpo un poco mas raro? Lo dudo. Ya noto que a veces la gente tiene problemas ponerme en una de sus dos cajas, no obstante, lo hace. No sabe otra cosa. Es cierto, un cuerpo mas raro lo haría mas difícil – pero aunque seria mas difícil, la gente lo va a hacer. Además – aunque en Andalucía no hace falta un informe psicológico, seria difícil explicar que no tengo la intención de pasar como mujer… La guía de buenas practicas del Servicio Andaluz de Salud se limita a recomendaciones para la transición hombre a mujer o al revés. Lo queer, lo no-binario no esta previsto.


Como dice Elliott Jensen en un articulo publicado en la revista Gender, Race & Justice: “Pero lo que estos esfuerzos no pueden solucionar, no sin que la sociedad tenga una buena y dura mirada a sus estructuras de género, es el acceso a recursos vitales que están irremediablemente relacionados con el género. El acceso a los baños públicos es una frustración constante, los vestuarios y gimnasios por género son casi imposibles, y tener una designación sexual legal que no puede y nunca reflejará la propia identidad puede ser una fuente de confusión para los demás en el mejor de los casos y una fuente de disforia o violencia sistémica hacia la persona no binaria en el peor. Estos son problemas comunes y cotidianos a las que personas no binarias encuentran formas de navegar.


Es cierto, como concluye Elliott Jensen, “El mayor desafío al que se enfrentan las personas no binarias no es solo obtener una mínima aceptación de los géneros fuera del binario, sino que el respeto a las identidades no binarias exige nada menos que la reestructuración del género en la sociedad tal como existe actualmente.


Mientras tanto, estoy harte. Me siento invisibilizade, ignorade, invalidade. Estoy harte, y siento cada vez mas rabia hacia este sistema binario de género. Pero también cada vez mas hacia las personas que me están invisibilizando, ignorando, invalidando. Mi paciencia se acaba. ¡Jodeos!


 


 


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