Andalucía: la Unidad de Desatención a Personas Transgénero (versión El Salto)

Cuando en 2014, Andalucía aprobó la Ley 2/2014, de 8 de julio, ley integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, Andalucía se presentó como comunidad líder en temas trans. No obstante, aunque la ley garantiza en su artículo 2 párrafo segundo que “Toda persona tiene derecho … al reconocimiento de su identidad de género, libremente determinada”, en la práctica no es así, especialmente no lo es para personas que salen fuera del marco del binarismo hombre-mujer o de lo trans MTF (male-to-female) o FTM (female-to-male). Mi experiencia reciente muestra que esto no es así.

Desde varios años me defino como genderqueer, identidad no-binaria, es decir, me sitúo fuera del binarismo hombre-mujer.

Desde hace unos meses estoy planteándome iniciar una terapia de reasignación hormonal, aunque no con el propósito de pasar a mujer, o como mujer. Mi intención es lograr un cuerpo menos masculino, quizá más andrógino, tal vez “más raro” acorde a cómo me percibo a mí misme.

Como vivo en la comunidad líder en asuntos trans, solicité una cita en mi centro de salud para iniciar este proceso. Primer obstáculo: al indicar a la doctora (género asignado por mí) que me considero una persona transgénero y que me estoy planteando una terapia hormonal casi se le caen los papeles de las manos, su desconcierto es evidente, no sabe qué hacer conmigo. Me remite a la Unidad para la Atención a Personas Transexuales en el Hospital Virgen del Rocío (Sevilla).

No tenía muy claro el procedimiento para transferirme a dicha unidad, así que me remitió a la Recepción del centro de salud para solicitar una cita en dicha unidad. Segundo obstáculo: en la recepción tampoco sabían cómo hacerlo, tras varias consultas y una llamada a la anterior doctora (género asignado por mí) para rectificar la solicitud que ella (sí, de nuevo, género asignado por mí) había conformado.

En esta llamada, la persona de recepción dijo: “tengo un chico aquí...” ¡Mierda! Lo más básico en temas “Trans” es no asignar a nadie un género “equivocado” o simplemente no expresado. Podría haber dicho: “Tengo una persona aquí...” ¿Qué formación tiene el personal del sistema público de salud de Andalucía en este campo?

Salí de allí con una cita para el día 4 de junio en la Unidad de Atención a Personas Transexuales. El nombre de la unidad me causó serias dudas sobre las limitaciones de esta unidad ¿Solo atienden a personas Transexuales?¿Solo a personas que desean una reasignación de sexo?¿Qué ocurre con las personas Transgénero, con la multitud de identidades no-binarias?

El día 4 de junio a las 18h me personé en la “Unidad” (a partir de ahora me referiré a ella como “la unidad”). Un espacio desagradable, sillas de plástico, megafonía incomprensible que te obliga a estar en vilo para reconocer tu nombre. Me avisaron por primera vez para que pasase por recepción, allí me esperaba un hombre (género asignado por mí de nuevo) y sin dirigirme una sola palabra me condujo a una sala donde me pesaron y tomaron mi presión sanguínea, casi sin mover los labios me indicaron que regresará a la sala de espera.

Tras un buen rato de tensión intentando reconocer de nuevo mi nombre por megafonía, me nombraron y me mandaron a consulta. Allí me esperaban dos personas, un hombre y una mujer (sí, de nuevo les asigné el género que quise). Imagínate la escena: dos personas sentadas a un lado de la mesa y tú al otro, una calla y la otra lleva el peso de la conversación (curiosamente la que identifiqué como hombre), no han tenido ni el mínimo detalle de cortesía de presentarse, pasan directamente a las preguntas: ¿Qué quieres? Ejem ejem bueno, soy una persona transgénero, no binaria y me estoy planteando seguir el tratamiento hormonal para des-masculinizar mi cuerpo. (música de peli de suspense) ¿Ein? ¿Cómo? ¿Qué parte de tu cuerpo no te gusta? No, no lo entienden, no se trata de una parte de mi cuerpo. Quiero “androginizar” mi cuerpo.

Él (género asignado por mí, sí) toma el procedimiento por las riendas y comienza a explicarme todos y cada uno de los riesgos que supone la terapia de reasignación hormonal en personas de mi edad. Citó los antiandrógenos (pienso que no los necesito) y los estrógenos que, según dijo, a mi edad se notaría poco su efecto. No indicó un solo efecto positivo de ninguno de las dos familias de medicamentos.

Me preguntaron sobre mi pasado, les hablé sobre mi lucha con y contra mi masculinidad y la incomodidad que siento con las diferentes formas de masculinidad; resalté que tampoco me siento mujer. Sobre una posible intervención quirúrgica, dije que no. Preguntaron si quería cambiar mi nombre, no, no quiero cambiarlo, pero sí me gustaría que modifiquen mi sexo en su base de datos, quiero que aparezca como “indeterminado”: ni hombre, ni mujer. No es posible, esa opción no está recogida en el Estado español y, además, depende de Madrid, no de nosotros (género asignado…) (ejem, según la ley andaluza: “Toda persona tiene derecho: … A ser tratada de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad en el ámbito de la Administración de la Junta de Andalucía”. - Ley 2/2014, art. 1 para 4). Esta fue su respuesta. Les expliqué que en mi pasaporte alemán sí tengo asignado un sexo indeterminado y que he interpuesto un recurso contra Extranjería por su rechazo a inscribirme en el Registro de Ciudadanos de la Unión Europea tal y como aparece en mi pasaporte.

El talante de esta conversación fue evidentemente disuasorio. Intentaron desalentarme en todo momento para que no siguiese el tratamiento hormonal. Y, obviamente, no sabían qué hacer con una persona no-binaria. La persona a la que asigné el género mujer preguntó qué debía poner en el “juicio clínico”, la otra persona respondió “sexo nobinario”: “sexo”, sí. ¿Qué formación tiene el personal especializado del sistema público de salud de Andalucía en este campo?

Tuve que insistir para dar el siguiente paso, me dieron una serie de documentos sobre los riesgos que acarrea el tratamiento para firmarlos antes de la siguiente cita e indicaron que no quería tomar antiandrógenos. Me dieron una cita para un análisis más profundo el 22 de octubre de 2018 ¡más de cuatro meses!

En conclusión: no me sentí atendide, no me sentí entendide. Es obvio que no tenían ni idea sobre la multitud de identidades nobinarias que existen. Los responsables de esta unidad tienen un sesgo binario y existencialista de la transexualidad. El mismo nombre de la unidad: “Unidad de Atención a Personas Transexuales” no es casual, identifica adecuadamente el programa ideológico que sustenta.

Une amigue me comentó que es necesario mentirles y que debería haberme presentado como una persona transexual que quiere obtener las hormonas, esta parece ser la razón por la que entre las 400 o 500 personas que atienden ninguna es “nobinaria”. No quiero mentir. No quiero presentarme de otra manera para encajar mejor en un sistema binario que nos está invisibilizando.

Mi experiencia y lo que me comentó une amigue contrasta con la imagen de Andalucía como una de las comunidades mas avanzadas en esos asuntos. Esta bien tener una guia de buenas prácticas (que no menciona una sola vez las identidades no-binarias), pero ya en el primer paso no se puede encontrar ni rastro de los procedimientos “establecidos” (obviamente no). Y, peor aun, la Unidad de personal especializada en el asunto tampoco parece tener una idea de la complejidad de las identidades de género, mucho menos de las identidades nobinarias. 

Si Andalucía quiere realmente liderar en temas “Trans” e identidad de género, es necesaria una formación urgente para la atención a la diversidad de identidad de género.

Y, para qué legislar —“La libre autodeterminación del género de cada persona ha de ser afirmada como un derecho humano fundamental”— cuando no se cumple y los agentes que deberían hacerlo cumplir parece que no conozcan su propia norma.

Andalucía, comunidad líder en buenas palabras, pero no en la realidad de los asuntos “Trans”. Mientras el marketing político siga primando sobre la realidad solo podemos decir que es líder en hipocresía. 

Publicado en El Salto, La Plaza, 28 de junio de 2018, https://www.elsaltodiario.com/laplaza/andalucia-la-unidad-de-desatencion-a-personas-transgenero

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