Zora y Alana: Nuestro camino de sanación

Aviso de contenido: referencias a abuso sexual infantil

Este texto es un diálogo entre Alana, mi yo queer - uno de mis yoes, mi yo cuidador -, y Zora, una de mis niñas interiores, la que vivió el abuso sexual y el abandono y el abuso emocional.

 

Alana: Zora, tú y yo pasamos juntes por un camino de sanación. ¿Quieres hablar de ello?

Zora: OK. Creo que ahora me siento preparada. Y, si ayuda a otras personas, eso me haría muy feliz.

Alana: Empecemos. Todavía recuerdo cómo te conocí. Ahora entiendo que fuiste tú quien me envió esas imágenes invasivas de abuso sexual infantil. Cuando intenté EMDR, saboteaste la sesión. Entonces te vi, pero rápidamente te volviste a esconder.

Zora: Sí, esa fui yo. Estaba cansada de lidiar con todo eso por mi cuenta, el abuso y el abandono. De hecho, ya no podía, nunca pude. Siempre me sentía sola. Necesitaba a alguien, necesitaba que me vieran, que estuvieran conmigo, que me quisieran. Pero no sabía si podía confiar en ti, porque siempre que confiaba en alguien, sólo recibía abusos o abandono. Quería que me vieras, pero también necesitaba protegerme, necesitaba probar si realmente podía confiar en ti.

Al principio, no dejé que te acercaras, no dejé que me tocaras. Ni siquiera te miraba, o sólo cuando pensaba que no te dabas cuenta. Tú lo respetabas. Pero estaba muy asustada.

Alana: Yo también estaba muy asustada, Zora. No sabía cómo hablarte. Te dije que ahora estabas a salvo, que cuidaría de ti y que te quería. Pero decirte que te quería te hizo retroceder, así que tuve que buscar otra forma de decírtelo. Poco a poco me permitiste acercarme, hasta que un día me senté a tu lado. Nos abrazamos y los dos lloramos. De alivio, pero también había mucho dolor.

Zora: Sí, las personas que me habían dicho que me querían eran las que habían abusado de mí, así que cuando lo dijiste me asusté. Ahora sé que el amor es algo diferente, pero entonces no lo sabía.

Y sí, lloré mucho. Pero era diferente, porque no estaba sola, tú me abrazabas. Nunca antes nadie me había abrazado cuando tenía que llorar, así que dejé de llorar, porque llorar sin que me abrazaran era demasiado doloroso. En lugar de liberar el dolor, sólo añadía más dolor. Ahora era diferente. Llorar y ser abrazada por ti me permitía liberar dolor. Seguía siendo doloroso, pero también sanador. También me ayudó a confiar más en ti.

Alana: No me resultó fácil abrazarte mientras llorabas, también sacaba mucho de mi propio dolor.

Además, poco a poco me contaste a tu manera lo que realmente te había pasado, lo que nos había pasado. Lo hiciste sobre todo a través de tus dibujos. Al principio, no me lo podía imaginar, pero luego empezaste a dibujar muchos dibujos de abusos, pero también de tu rabia, tu ira y tu dolor. Recuerdo que tuve que pedirte que también hicieras dibujos de cosas bonitas, porque no podía soportar tanto dolor y tanta rabia.

A través de tus dibujos, y hablando contigo, poco a poco empecé a entender y aceptar lo que nos había pasado de niñes: los abusos sexuales de nuestro padre. Y una vez que lo acepté, dejaron de ser necesarias las imágenes invasivas de los abusos. Aunque seguía habiendo dolor, también había una nueva calma.

Zora: No podía seguir manteniendo el silencio al respecto. Quería que lo supieras, pero también quería que el mundo lo supiera*. Lo necesitaba para poder superar el dolor y poco a poco dejarlo ir. Tú me ayudaste mucho. Me abrazaste, me quisiste. Por primera vez en mi vida me sentí vista, me sentí sostenida, me sentí amada. Eso me ayudó mucho a sanar.

Y no me juzgaste por mi rabia, por mis fantasías de matar lenta y dolorosamente a nuestro padre y a nuestra madre. Comprendiste que eran expresiones de mi dolor, pero también de mi rabia contra mis maltratadores. Me sentí vista no sólo en mi dolor, sino también en mi rabia.

Alana: Lo recuerdo, y siempre supe que era una rabia sana. Incluso hoy en día, tres años después, eres la que más fácilmente conecta con su rabia y su ira, lo cual me ayuda mucho, te estoy muy agradecida por ello. Para mí sigue siendo difícil conectar con mi rabia, y más aún expresarla.

Y sé que, detrás de tu ira y rabia, hay mucho amor y cariño, siempre lo noto. No por nuestros agresores, sino por toda nuestra comunidad interior, y por otras personas que ahora son importantes en nuestra vida.

Y sé que, detrás de tu ira y rabia, hay mucho amor y cariño, siempre lo noto. No por nuestros agresores, sino por toda nuestra comunidad interior, y por otras personas que ahora son importantes en nuestra vida.

Zora: Eso es verdad. Y sentirme vista, sostenida y amada por ti me ha permitido abrirme al mundo, confiar en les demás, relacionarme de una forma mucho más profunda con les demás. Todavía tardo en conectar con otras personas, pero cuando lo hago, lo hago profundamente.

Alana: Exactamente, Zora. Creo que nuestro camino de sanación me ha permitido también relacionarme de manera diferente, abrirme, hacerme vulnerable con otras personas. Eso hace que las relaciones sean mucho más íntimas. No se trata solo de abuso sexual, sino también de negligencia y abuso emocional, de no poder confiar en nadie, de otros aspectos de nuestro trauma.

Seguimos en este viaje, no sólo tú y yo, todes les que formamos parte de lo que somos. Empezó contigo, tú queriendo ser vista, queriendo ser descubierta, ser abrazada y amada. Gracias por esto, Zora.

 

* Zora escribió un breve fanzine sobre este tema: Por el derecho a nuestro cuerpo, octubre de 2023, https://alanaqueer.es/es/contenido/por-el-derecho-nuestro-cuerpo