Introduciendo a Robert, mi crítico interno
Os introduzco a Robert, mi crítico interno. Le he encontrado ayer por primera vez, tomándome un baño largo. Quizás no sorprende, el baño es mi refugio, mi espacio seguro, donde puedo dejarme caer. Robert es un niño de solo 13 años. Tiene el horror en sus ojos, y tiene mucho miedo.
Me recuerdo de que, hace años, cuando en el libro Hell Yeah Self Care de Alex Iantaffi y Meg-John Barker me invitaron a dibujar a mi crítico interno, dibuje (mal) la cara de mi madre. Pensaba tener claro que mi crítico interno tiene la cara y voz de mi madre, pero que es masculino. Y cuando escribí sobre mi crítico interno la primera vez en enero, escribí esto:
“Cuando hace quizás hace dos años hice una dinámica en el libro de Alex Iantaffi y Meg-John Barker Hell Yeah Self Care de dibujar a la cara de mi crítico interno, dibuje la cara de mi madre. No obstante, mi crítico interno lo siempre vi en masculino, pero con cara y voz de mi madre. Era un crítico muy toxico, para el nada era suficiente, siempre me dijo “tu no puedes esto, nunca terminas una cosa, no vas a conseguir nada, …”. Los resultados del trabajo de Cris nunca fueron suficientemente buenos. Nada le satisfecha.”
Pero, ahora entiendo que me equivoqué. La verdad es que es un niño de trece años. Tiene el reflejo de la cara de su/mi madre en sus ojos, muy abiertos por horror, y la voz de su/mi madre en su oído. Ha interiorizado todos los mensajes negativos de su madre: tú no puedes esto, eres malo, raro, nunca vas a conseguir nada, nadie te va a querer. También ha absorbido todos sus miedos: a la oscuridad, a la noche, a estar solo en casa.
Robert piensa que ES malo, que ES raro, que todo lo malo es su culpa, como ES malo. Piensa que se merece todos los maltratos, el abandono, los abusos, como ES malo. Piensa que se merece estar solo, no tener amigos, como ES malo, ES raro. Se come toda su rabia, aunque tiene mucha rabia, y no sé donde tiene espacio para tanta rabia. Pero, sobre todo tiene miedo. No puede expresar su rabia por miedo. Y no confía en nada y nadie. Piensa que la vida siempre va a ser así, una mierda, y que se merece vivir esta mierda.
Desde este miedo, esta culpa, Robert siempre ha intentado protegerme, protegernos. Prefiere lo malo que tiene ante de arriesgarse para buscar algo mejor y nuevo, como no confía en que algo podría ser mejor. Mejor lo malo pero estable, que le da seguridad.
Últimamente, Robert se siente desubicado. No hay estabilidad en la vida en la actualidad, y ahora no sabe como protegerme, protegernos, a mí, a Alex, Zora, la Rigby, e incluso a Cris y Ginger. Prefería que ya me iría a casa de una amiga antes de arriesgarme e intentar mantenerme en mi piso, contando con que en un momento vendrá la ayuda en forma del Ingreso Mínimo Vital y/o de la aprobación de una proyecto solicitado. No confía, y prefería buscar ya un sitio estable y seguro, aunque lejos de lo que quiero yo. Pero mejor una estabilidad mala que la inestabilidad e incertidumbre.
Robert intentaba proteger a la Rigby, y se siente muy irritado por su salido del armario como chica trans.
Simplemente, a Robert no le gusta nada tomar riesgos.
Agradezco a Robert su compromiso con protegernos. Y, lo hizo bien muchas veces. Pero, otras veces sus intentos de protegernos eran contraproducentes, nos han mantenido atrapades.
Robert puede ver que el mundo, mi mundo interno, ha cambiado mucho, y se siente desorientado. Por esto, ahora se esconde mucho. Se siente solo, y toda esta situación le hace disparar el miedo todavía más. Pero ya no sabe como protegernos, como hemos aprendido no seguir a sus consejos (más bien, órdenes) en muchas ocasiones. Al miedo se suma que se siente ignorado y muy solo. Mira con envidia a mi comunidad, al apoyo mutuo que hay dentro de mi comunidad, pero se siente fuera de esta comunidad.
He empezado a hablar con Robert. No es fácil. No me permite acercarme. Siempre está listo, preparado para correr y escapar. Le hablo tranquilamente, y me siento a una distancia suficiente para que se siente seguro. Le digo que no me voy a acercar sin su permiso. Se relaja un poco cuando me siento, como sabe que no puedo acercarme rápidamente, que siempre va a tener tiempo suficiente para escapar. Le digo que no tiene que tener miedo, que le agradezco que ha hecho para nosotres, y que le quiero. Le invito a venir a casa, a su comunidad. Pero todavía no puede. Tiene demasiado miedo.
Alex se ha sumado a mí. Le gustaría abrazar a Robert, pero, creo que, por ahora ni Alex puede acercarse a Robert. Pero, desde la distancia, le muestra su cariño, aunque internamente se siente rechazade, que luego me cuesta trabajar con Alex.
Nos va a costar que Robert se relaja y empieza a tomar confianza. Pero, lo queremos hacer. La Zora nos está observando de lejos, pero ella es demasiado directa para Robert. Y, lo sabe, por esto solo nos observa desde la distancia.
Para mí es otro proceso muy doloroso. Desde ayer he llorado mucho. Por Robert. Siento su miedo. Su dolor. Y sé que necesito hacer este trabajo de llevar a Robert a nuestra casa.
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