Yo, la ducha y mi madre: otra revisión de un relato
El última fin de semana volví a un recuerdo de mi infancia que desde décadas me esta atormentando regularmente, sin que yo jamas voy a tener una respuesta. En este caso todo empieza con un recuerdo, pero la pregunta que me hago en relación con este recuerdo no tiene respuesta. Otra vez tengo que vivir con hacerme un relato – otro relato que ahora he revisado, como hace poco revisé mi relato respeto al tema de un abuso sexual en mi infancia.
El recuerdo, como lo describí hace 5 años, es esto:
“A veces cuando me duchaba entraba mi madre en el baño y abrió la cortina de la ducha. Me preguntaba en esas ocasiones si me limpiaba bien – especialmente “abajo” (los genitales). No se si jamas me tocaba… Probablemente también hablamos de al menos 10-12 años – no de cuando era pequeño.” Cuando conecto con este recuerdo, siento la vergüenza de mi como niñe, y siento el dolor por la vergüenza.
Quizás es mejor poner este recuerdo también en un contexto más amplio. Desde que tengo recuerdos – más o menos a partir de los 10 años – nunca pude soportar el contacto físico de mi madre. Ella intentaba acariciarme, y siempre intentaba evadirla, o hasta pararla más o menos violentamente. Cualquier contacto físico por parte de mi madre me causaba un rechazo.
El sábado pasado estuve con una amiga y hablamos de lo que me esta pasando – los temas varios de mis traumas. No fue fácil para mi – fue doloroso – y tuve que llorar varias veces mientras estuvimos hablando. Hablamos también de las intrusiones de mi madre en mi espacio intimo, sin especificar más, y otras vez tuve que llorar. Pero esta vez al mismo tiempo sentí un bloqueo. No pude llorar libremente. Y lo comenté a mi amiga que algo en mi se quedó bloqueada.
Pasamos unas horas más juntes, y hablamos también de otros temas. Luego, por casualidad, encontramos a otres amigues, y hablamos un rato con elles. Volvimos a mi casa a despedirnos, y ya en el camino a mi casa sentí que algo se estuve removiendo en mi. Tuve claro que tendré un bajón más tarde… y así fue.
Empecé a pensar en este recuerdo de mi en la ducha y en mi madre. Pero me vinieron pensamientos e imágenes. Mi madre tocando a mi pene, empujando el prepucio hacia detrás para comprobar si todo era limpia. En algunas imágenes tenía una erección. En algunas imágenes claramente tenía más años, era más une adolescente. Estas imágenes estoy descartando como fantasías. En cualquier caso, en ninguna de las imágenes mi madre me estaba masturbando – simplemente empujaba el prepucio hacia atrás para comprobar si todo era limpia. No tenía ningunas intenciones sexuales. Pero da igual. A mi me causó mucha vergüenza y mucho dolor – un dolor muy fuerte que siento ahora.
No sé. Estoy consciente de que nunca voy a saber con certeza que pasó. Nunca voy a saber con certeza si mi madre realmente tomaba mi pene y empujaba el prepucio hacia atrás. Pero me quedo ahora con esta imagen. No tengo muy claro donde termina el recuerdo, y donde empiece la fantasía, pero tengo ahora una imagen tan clara como la de mi recuerdo de mi en la ducha (con entre 9 y 12 años) y mi madre tomando mi pene y empujando el prepucio hacia atrás. No sé cuantas veces lo hizo. No sé hasta que edad. Pero tengo claro que ya tenía una edad a la que me daba vergüenza que mi madre me veía desnude (o cualquiera otra persona, pero especialmente mi madre), de tocar a mi pene ni hablar. Ahora puedo decir que me sentía violade en cierto sentido, sentía una violación muy grave de mi espacio intimo, de mi cuerpo. Decir que sentía vergüenza se queda muy corto. Pero entonces mi patrón de supervivencia era el de siempre: la disociación, no sentir nada, olvidarme que yo también tenía derecho a limites, o de darme cuenta de esta violencia que estaba sufriendo.
Aunque no tengo certeza, ahora necesito revisar mi relato. Ya no puedo decirme “no lo sé”. Y, en este caso, tampoco puedo decir “más probable algo ha pasado”. Claramente tengo que decirme que “sí”.
Desde semanas no he llorado tanto como este fin de semana. Un llanto lleno de dolor, pero también de rabia. También sentí muchísimo odio hacia mi madre. Llore el sábado por la tarde, la noche, y también lloré mucho el domingo. El domingo al mediodía escribí en mi diario que me gustaría matar a mi madre lentamente – para que sufre. Y no me da ninguna vergüenza escribir esto. Es así. Y tengo todo el derecho de odiarla, por todo el dolor que me ha causado en mi vida.
No fue hasta la noche del domingo al lunes, cuando escribí algo parecido a algunes amigues, que empecé a tranquilizarme. Hoy, he llegado a este punto del texto sin llorar – pero ahora si tengo que llorar, me viene el dolor de estas violaciones de mi espacio intimo.
Todo esto conecta con otro tema: que en toda la casa de mis padres no había ningún espacio donde podía sentirme segure. Pero sobre esto voy a escribir en otra entra en mi blog.
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