¿Una OTAN mundial? ¿De la OTAN a una “alianza mundial de democracias”?

Desde el final de la Guerra Fría la OTAN -Organización del Tratado del Atlántico Norte- se ha expandido considerablemente más allá de lo que puede llamarse la zona del “Atlántico Norte”. De hecho, la mayor parte de la expansión de la OTAN se ha producido en Europa Oriental y Sudoriental. La OTAN es algo más que un asunto norteamericano y europeo. Actualmente tiene conexiones y alianzas mundiales y algunos estrategas proponen que la OTAN evolucione hacia una “alianza mundial de democracias”.

En un ficticio “Memorando para el nuevo presidente”, Will Marshal, del “Consejo de Liderazgo Democrático” (Democratic Leadership Council) sugiere: “Debería aprovechar la oportunidad de dirigir la transformación de la OTAN de un pacto noteamericano-europeo a una alianza mundial de naciones libres. Abriendo las puertas a Japón, Australia, la India, Chile y a otro puñado de democracias estables, la OTAN incrementaría sus recursos tanto humanos como financieros. Aún más, la OTAN debería aumentar su legitimidad política para operar a nivel mundial” [1].

En este momento la OTAN coopera íntimamente con lo que se llama “países asociados”, actualmente Australia, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda. En la cumbre de la OTAN en Riga en noviembre de 2006, la OTAN prometió aumentar la relevancia operativa de las relaciones con los países en contacto interesados y en particular reforzar la capacidad de la OTAN de trabajar con los actuales y posibles colaboradores en operaciones de la OTAN. La OTAN ha estado colaborando con países que no son miembros formales desde la década de 1990. Por ejemplo, se inició un diálogo político con Japón en 1990 y Argentina y Chile aportaron tropas a las misiones de la OTAN en Bosnia-Herzegovina [2].

La OTAN también corteja a la India, un potencial miembro clave de la OTAN contra China, pero también en relación con África. El Diálogo OTAN - Mediterráneo (desde 1995 seis países – Egipto, Israel, Jordania, Mauritania, Marruecos y Túnez, y Argelia desde el 2000) [3] y la ICI, Iniciativa de Cooperación Estambul (Istambul Cooperation Initiative) desde 2004 se orientan a la expansión de la influencia de la OTAN en la región del Golfo, con Bahrein, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos formando parte formalmente de la ICI, y Arabia Saudí y Omán “mostrando gran interés” [4].

Matar a la ONU

Mientras que en el lado conservador de EEUU la idea de una alianza mundial de democracias es abiertamente alabada por su “agenda oculta” para acabar con la ONU [5], los demócratas son generalmente algo más diplomaticos al respecto. Ellos no quieren “acabar con la ONU”, sino que quieren un “conjunto de democracias” como foro alternativo que pueda autorizar el uso de la fuerza (intervención militar) en casos en que un veto en el Consejo de Seguridad de la ONU “impida a las naciones libres mantener la confianza en los objetivos de la carta de las Naciones Unidas.” [6]

Ivo Daalder, uno de los primeros asesores de política exterior en la campaña de Obama, es protagonista en esta nueva OTAN mundial. En 2006, escribió: “La OTAN debería ver estas asociaciones mundiales no como un objetivo final sino como el primer paso hacia la pertenencia formal […] el proyecto de nueva asociación mundial de la OTAN debería jugar un papel similar preparando a la alianza para transformarse de una entidad transatlántica en una mundial. La OTAN necesita no decidir de antemano a qué paises invitará a unirse a sus filas, necesita decidir que la pertenencia debería en principio estar abierta a países no europeos” [7].

¿Para qué?

Más allá de la bonita charla sobre los valores democráticos, está claro que esta “alianza de democracias” no tiene que ver con la democracia. Las estrategias de la OTAN y de los EE.UU. prevén una nueva confrontación entre China y Rusia de un lado y “Occidente” del otro en la lucha por los recursos que escaseen, especialmente petróleo y otras materias primas. En esta situación, la OTAN y una alianza de democracias debería imponer la hegemonía mundial de Occidente y el acceso a los recursos, por la fuerza si fuera necesario.

Como la influencia de los EE.UU. en la ONU es la más baja de todos los tiempos, es necesario un foro alternativo que proporcione justificación pública. El debate de la OTAN sobre un nuevo concepto estratégico, que también incluirá la autoridad de actuar sin la autorización de la ONU, es un paso importante en este sentido. Es hora de meter un palo en las ruedas.

Andreas Speck

Notas:

[1] Will Marshall: Memo to the New President, 15 de enero de 2009, https://progressivepolicy.org/ppi_ci.cfm?knlgAreaID=450020&subsecID=900194&co...

[2] OTAN: Relaciones de la OTAN con Países Asociados (NATO: NATO’s relations with Contact Countries), https://www.nato.int/issues/contact_countries/index.html, acceso el 19 de febrero de 2009

[3] OTAN: Diálogo Mediterráneo (NATO: NATO Mediterranean Dialogue), https://www.nato.int/med-dial/summary.htm, acceso el 19 de febrero de 2009

[4] OTAN: Iniciativa de Cooperación de Estambul (NATO: Istanbul Cooperation Initiative (ICI)), https://www.nato.int/issues/ici/index.html, accesso el 19 de febrero de 2009

[5] Charles Krauthammer: Informe especial con Brit Hume, Fox News (Special report with Brit Hume, Fox News Network), 26 de marzo de 2008, https://www.foxnews.com/story/2008/03/27/special-report-panel-on-economy-and-mccain-foreign-policy-speech.html

[6] Ikenberger, John, Slaughter, Anne-Marie: Forging a World of Liberty under Law, septiembre de 2006, p26, http://www.princeton.edu/~ppns/report/FinalReport.pdf, acceso el 19 de febrero de 2009

[7] Ivo Daalder y James Goldgeier: Global NATO. In: Foreign Affairs, septiembre/octubre de 2006, https://www.foreignaffairs.com/articles/61922/ivo-daalder-and-james-goldgeier/global-nato..., acceso el 19 de febrero de 2009

Publicado en El fusil roto, Febrero de 2009, No. 81

Etiqueta(s):