Sin titulo (pos blues navideño)

Hoy no me he despertado con ganas de matar a mis padres (y tampoco a ninguna otra personas). Hoy no me he despertado con estas ganas de gritarles todo mi odio y mi rabia en sus caras. Tampoco me he despertado con esta sensación en el pecho que algo me esta aplastando. Por fin. Feliz navidad!

Los últimos días han sido duros, dolorosos. Blues navideño. Hoy veo algo de luz al final del túnel. Un día soleado. Un día más tranquilo emocionalmente.

Ayer fue el peor día, y no solo por las ganas de matar a mis padres (viven lejos (según lo qué sé viven – no tengo contacto ninguno), y soy pacifista). La ansiedad me estuvo aplastando. La conexión con mi pasado, con mi infancia. Con mi soledad, con mi tristeza. Con el dolor de mi infancia – con mucho dolor. La noche anterior ya tuve un pequeño ataque de ansiedad, tuve qué llorar, pero me quedé bloqueade. Ayer, por la noche, tuve un ataque de ansiedad mucho más fuerte, lloré mucho más. Fue doloroso. Pero también fue una liberación. El dolor del niño qué era yo tuvo que salir.

Este niño ahora sí he encontrado. Esto no significa qué ahora tengo más recuerdos – no – pero siento cierta conexión – muchas veces dolorosa – con este niño. Este niño qué era yo. Siempre dije que empecé a vivir el día que me fui de la casa de mis padres, y en esto hay algo de verdad. Pero al mismo tiempo, con esta perspectiva estaba cortando el contacto con este niño, este joven que era yo. Más bien el día qué me fui de la casa de mis padres empezó mi recuperación. A partir de este día, inicialmente muy poco a poco, empecé a quitarme algo de la armadura, de las múltiples capas de armadura, que me había construido desde muy pequeño para sobrevivir, para defenderme. Empecé a abrir o a romper algunas partes de esta armadura, empecé a vivir, a respirar, y, después de un tiempo, a sentir.

Sigue siendo doloroso a veces. Sigue siendo difícil a veces esta conexión con este niño. Pero necesario. Me estoy dando cuenta de que este niño también he esta dando fuerza. Fuerza para imaginarme otro mundo, un mundo más justo, sin violencia, sin destrucción de la vida. Fuerza para luchar (y como ha luchado este niño) y construir este otro mundo. Fuerza y también resiliencia para recuperarme después de un golpe.

Sigo recuperándome. Sigo luchando con conectar con este niño. Sigo encontrandome con su dolor y su tristeza, pero también con su fuerza y deseo de otro mundo mejor. Un deseo que me nutre. Un deseo que me da la fuerza para mis luchas de hoy. Mi lucha por un mundo sin género, por la justicia climática, por un mundo sin violencia, destrucción e injusticia. Por este mundo que se imaginaba este niño qué era yo.

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