“Nos hemos librado del dictador, pero no de la dictadura”


Represión en el Egipto (post)-revolucionario

El 7 de marzo, pocas semanas después de la renuncia del dictador egipcio Hosni Mubarak, Maikel Nabil Sanad escribió esta frase en un exhaustivo artículo en su blog [1]. En ese artículo Maikel analizaba con detalle el papel del ejército egipcio durante y después de la revolución, y llegaba a la conclusión de que el pueblo y el ejército en ningún momento habían “marchado de la mano”, como tan a menudo se dijo durante la revolución.

Maikel había tenido sus dudas en todo momento. Así, por ejemplo, contaba cómo el 28 de enero de 2011, cuando la policía disparó sobre los cientos de miles de manifestantes en la plaza de Tahrir, el ejército suministraba nueva munición a la policía cuando se le acababa. Eso no demuestra mucha neutralidad precisamente. También Amnistía Internacional informó que, durante la revolución, el ejército detuvo y torturó a activistas [2]. Entre ellos se encontraba también Maikel Nabil Sanad, detenido y torturado el 4 de febrero, si bien 27 horas después recuperó la libertad.

El discutible papel del ejército también se puede ver en las personas. Así, el ministro de Defensa de Mubarak, Muhammad Tantawi, es ahora, en tanto que presidente del “Consejo supremo de las fuerzas armadas”, el dirigente de facto de Egipto. En los “papeles” de Estados Unidos filtrados por Wikileaks, el embajador estadounidense en Egipto describe a Tantawi como “alguien preocupado sobre todo por la unidad nacional” y que “teme que las reformas puedan ahondar aún más las brechas políticas y religiosas en la sociedad”. Se le describe como alguien que se cerró siempre a los cambios políticos, porque temía que éstos pudieran hacer perder poder al gobierno [3]. Resulta revelador el mote por el que era conocido el ministro de Defensa durante el régimen del dictador: “el perrito faldero de Mubarak”.

El ejército es en Egipto, además, un importante factor económico. Muchas empresas, especialmente las del sector hidrológico y del aceite de oliva, la industria del cemento y la construcción o el turismo, se encuentran en manos de generales jubilados. ¿Y éstos son los que van a hacer prosperar la revolución?


Represión tras la revolución

Maikel Nabil Sanad escribe en su informe que el ejército, poco después de la renuncia de Mubarak, tenía el objetivo de desalojar a los manifestantes de la plaza de Tahrir. Para empezar, el 12 de febrero el ejército prohibió que se tomaran fotografías en dicha plaza, probablemente para poder actuar más fácilmente contra las personas que intentaran plasmar los ataques de los militares. En las semanas siguientes la policía lanzó repetidos y violentos ataques contra los manifestantes que resistían en la plaza de Tahrir. Y el 9 de marzo, tras una manifestación contra las propuestas de reforma de la Constitución, la plaza fue de nuevo desalojada con violencia. Más de 190 personas fueron detenidas por el ejército y algunas fueron torturadas en el vecino Museo Egipcio o en prisiones militares. El semanario alemán Die Zeit informó de brutales palizas propinadas a los manifestantes por las tropas de asalto bajo la mirada de los militares [4].

“Me torturaron con electroshocks en las piernas y en el pecho y me gritaban obscenidades”, relató la activista Salma al-Husseini Guda. En la cárcel militar a la que la llevaron, las detenidas eran obligadas a desnudarse y someterse a una inspección de su “virginidad”. Las que se revelaban como no intactas, eran amenazadas con una denuncia por prostitución. Durante estas humillaciones, las víctimas eran filmadas [5].

A final de marzo, el gobierno de transición promulgó por fin una ley que prohíbe todo tipo de protesta que pueda entorpecer el buen funcionamiento de las instituciones o de la economía. La ley no había cumplido las cuatro horas de vida cuando el ejército ya la aplicó y desalojó a los ocupantes de la Universidad de El Cairo. Los estudiantes habían iniciado una huelga para exigir la destitución de los decanos y catedráticos que habían sido nombrados por el antiguo régimen [6].

Human Rights Watch informa que el general Etman, el jefe del Departamento de Asuntos Morales del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el 22 de marzo envió una carta a los periódicos egipcios en la que les ordenaba “no publicar ningún artículo, noticia, comunicado de prensa, queja, denuncia ni foto relacionados con el ejército ni con sus mandos, a menos que se cuente con la aprobación previa del Departamentos de Asuntos Morales y los servicios secretos del ejercito, pues éstos son los organismos competentes para valorar estos asuntos con el fin de garantizar la seguridad de la nación.” [7]

El 8 de abril se produjo otra escalada. Fue la mayor manifestación desde la renuncia de Mubarak y los manifestantes no sólo exigían que Mubarak fuera puesto en manos de la justicia, así como que se destituyera a los gobernadores de provincias que él había designado, sino que muchos de los manifestantes exigían también la renuncia de Tantawi y la formación de un gobierno de transición civil.

La noche del 8 al 9 de abril, el ejército tomó de nuevo por asalto la plaza de Tahrir. Al menos dos personas fueron abatidas a tiros, y muchas más recibieron heridas8. Al día siguiente, esta plaza de tan alto valor simbólico fue ocupada de nuevo, para después ser desalojada una vez más el 12 de abril. Y de nuevo fueron tropas de asalto las que ayudaron al ejército y les entregaron numerosas personas [9]. En las calles cercanas a la plaza de Tahrir, durante las horas siguientes se detuvo a mucha gente, a menudo de forma indiscriminada [10].

Aunque Hosni Mubarak y sus hijos fueran puestos en prisión preventiva el 13 de abril [11], esto no debería llevarnos a pensar que el ejército tenga interés en un cambio radical.


El caso Maikel Nabil Sanad

Ante este trasfondo, la detención y condena del blogger pacifista y objetor de conciencia a tres años de prisión por “ofensas al ejército” es de especial relevancia. “La condena de Maikel Nabil es un mensaje claro del ejército de que cada civil que se exprese en términos negativos sobre el ejército será detenido”, dice Adel Ramadan, abogado de la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales, que formó parte del equipo de defensa del blogger [12].

Maikel fue arrestado el 28 de marzo en su casa por la policía militar, y de entrada se ordenó un encarcelamiento de 15 días, mientras se le sometía a juicio. El autor del presente artículo viajó el 2 de abril a El Cairo como observador del proceso en representación de la IRG, pero se le negó, no sólo a él, sino a los amigos y a todos los que daban apoyo a Maikel, la asistencia al juicio militar en Nasr City, en El Cairo. Aunque el proceso durase dos semanas –normalmente los procesos ante un tribunal militar no duran más que unos minutos- no se puede hablar de un proceso justo.

En primer lugar, el juicio se celebró con exclusión del público interesado. En segundo lugar, Maikel y su equipo de defensa casi no tuvieron tiempo para preparar una defensa eficaz. Y tercero, como civil, a Maikel no debería haberle podido juzgar un tribunal militar.

Pero lo que resultó más inaudito fueron las circunstancias de la propia condena. El 10 de abril se comunicó a su familia y abogados que el anuncio de la condena se aplazaba hasta el día 12 de abril. Sin embargo, en cuanto hubieron salido de la sala del juzgado, Maikel –en ausencia de familiares y abogados- fue condenado a tres años de prisión. La familia sólo tuvo conocimiento de la condena gracias a la llamada de otra persona que había ido a visitar a su hermano, también preso en la misma cárcel.

Pero incluso entonces siguieron las mentiras. Al día siguiente les dijeron que Maikel se encontraba en la cárcel de Toura. Pero un soldado que le vigilaba le prestó su móvil–a escondidas- para llamar a su hermano y decirle que estaba en la cárcel de El-Marg. En un mensaje que consiguió pasar desde la cárcel les dijo a sus amigos que había sido detenido para hacerle callar. Y en un artículo que pudo hacer llegar fuera de los muros de la cárcel escribe: “Percibo la voluntad de hacerme daño después de la condena. No os creáis las falsas afirmaciones del ejército sobre intentos de suicidio. El Consejo militar es responsable de mi seguridad y mi bienestar hasta que me liberen.” [13]


Después de la revolución es antes de la revolución

Los sucesos de las últimas semanas, y su propio arresto y condena, confirman lo que escribió Maikel en su blog y en Facebook: que la revolución aún no ha conseguido eliminar la dictadura.

Los próximos días y semanas serán de especial importancia para el futuro de la revolución egipcia. La cuestión es si el ejército y las fuerzas del antiguo régimen conseguirán controlar y manipular el cambio –reduciéndolo al mínimo posible-, o si el pueblo egipcio, que ha conseguido –motivado por la revolución de Túnez- hacer caer a Mubarak, logrará poner coto al poder de los militares. La revolución aún no ha triunfado, pero tampoco ha fracasado. Sin embargo, la fase actual de la revolución es considerablemente más complicada y les plantea a los y las revolucionarias egipcios la cuestión de cómo podrán superar esta difícil etapa contando tan sólo con unas estructuras de organización y decisión aún poco afianzadas.

Para nosotros es importante no dejar de prestar atención y apoyar con presión internacional la revolución egipcia en esta ardua fase. Una campaña para la liberación de Maikel Nabil Sanad es un buen medio para ello [14].

Andreas Speck

Andreas Speck es empleado de la oficina de la IRG en Londres y visitó El Cairo del 2 al 7 de abril.


Notas

[1] Se puede leer una versión en inglés en la web de la IRG en http://wri-irg.org/node/12484.

[2] Amnesty International: Ägypten: Militär muss Folter endlich stoppen, http://www.amnesty.de/presse/2011/2/17/aegypten-militaer-muss-endlich-fo..., Consultado el 13 de abril de 2011

[3] Tagesanzeiger: Der falsche Mann für ein modernes Ägypten, 16 febrero 2011, http://www.tagesanzeiger.ch/ausland/naher-osten-und-afrika/Der-falsche-M...

[4] Die Zeit: Foltervorwürfe gegen Ägyptens Armee, 29 marzo 2011, http://www.zeit.de/politik/ausland/2011-03/aegypten-proteste-folter, Consultado el 13 abril 2011

[5] N-TV: Ägyptens Revolution schlägt ihre Kinder, 16. März 2011, http://www.n-tv.de/politik/Demonstranten-Militaer-foltert-article2862156..., Acceso del 13 abril 2011

[6] Die tageszeitung: Das Ende der Küsse, 2 abril 2011, http://www.taz.de/1/archiv/digitaz/artikel/?ressort=tz&dig=2011/04/02/a0..., Consultado el 13 abril 2011

[7] Human Rights Watch: Egypt: Blogger’s 3-Year Sentence a Blow to Free Speech, 11 abril 2011, http://www.hrw.org/en/news/2011/04/11/egypt-blogger-s-3-year-sentence-bl..., Consultado el 13 abril 2011

[8] FAZ: Tote auf dem Tahrir-Platz, 9. April 2011, http://www.faz.net/s/Rub87AD10DD0AE246EF840F23C9CBCBED2C/Doc~E7659B27821..., consultado el 13 abril 2011; véase también: Kristin Jankowski: Ich kann nicht verstehen, warum sie Patronen gegen uns einsetzen. Linke Zeitung, 12 abril 2011, http://www.linkezeitung.de/cms/index.php?option=com_content&task=view&id..., Consultado el 13 abril 2011

[9] Mensajes particulares de testigos oculares egipcios al autor [10] Kristine Jankoswki: „Gehe nicht nach draussen. Es werden willkuerlich Leute in Downtown festgenommen“, Linke Zeitung, 13 abril 2011, http://www.linkezeitung.de/cms/index.php?option=com_content&task=view&id..., Consultado el 13 abril 2011

[11] Die Welt: Ägyptens Jugend feiert die Verhaftung der Mubaraks, 13 abril 2011, http://www.welt.de/politik/ausland/article13165359/Aegyptens-Jugend-feie..., Consultado el 13 abril 2011

[12] ebenda

[13] Maikel Nabil Sanad: Fleeing thoughts from the military prison, 12 abril 2011, http://wri-irg.org/node/12764, Consultado el 13 abril 2011

[14] Más información (en inglés) en http://wri-irg.org/node/12750.

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