La casa de mi miedo
Moltkestrasse 81, 41 Duisburg-Duissern. Aquí esta la casa de mi miedo. Aunque vivía los primeros ocho años de mi vida en esta casa, casi no tengo recuerdos más allá de esta dirección que se queda grabada en mi memoria, como escrita en piedra ¿Más allá? El nombre de una vecina. Me dicen que estaba casada con un hijo. No me recuerdo. Tampoco me recuerdo realmente de la vecina, solo me queda su nombre (o, más bien, su apellido). También me dicen que la visitamos una vez después de mudarnos, pero no me recuerdo de nada.
Me recuerdo de ya hace más de 20 años. Todavía vivía en Alemania, y fui en tren desde el norte, donde vivía, hacia el sur de Alemania, para visitar a une amigue, ir a un encuentro activista, no me recuerdo. El tren pasó encima de un puente cerca de la casa poco antes de llegar a la estación principal de Duisburg. Era la primera vez que pensaba en esta casa, y tuve la idea de bajar del tren, y ir a ver a esta casa. Como un golpe me entró el miedo. Un miedo que nunca antes había sentido. Una palpitación fuerte, y un miedo casi insoportable. No bajé del tren. Pero desde entonces se queda el miedo cuando pienso en esta casa.
No tengo ni idea de la casa, ni de nuestro piso. Un segundo, me dicen. Ahora tengo fotos de mi (cuando me llegaron las fotos, también tuve muchísimo miedo de mirarlas. Ya no. Ya puedo mirar estas fotos sin miedo, aunque no tengo recuerdos de ninguna de estas), fotos de mi en esta casa. Puedo mirarlas, pero no me recuerdo de nada. Nada de la casa, nada de estos primeros ocho años de mi vida. Hay algunas fotos de mi primer día en la escuela – en mi memoria solo hay un vacío. No me recuerdo de este día, no de esta escuela – vacío.
Me quedo sobre todo con el miedo de esta casa. La casa de mi miedo. La casa de los primeros ocho años de mi vida. Hace cuatro años, cuando por primera vez empecé a mirar a mi pasado, a mi infancia, y confrontar este trauma, este agujero negro de mi pasado, estuve obsesionade con la pregunta “¿Qué me pasó? ¿Qué pasó en mi infancia? ¿Qué pasó en esta casa?”. Ya no. Ya no tengo esta obsesión. No obstante, siento la necesidad de confrontarme a este miedo, a esta casa de mi miedo. Quizás lo necesito para cerrar este capitulo de mi vida, liberarme del miedo, quedame en paz con mi pasado. O quizás lo necesito para abrir de nuevo la caja de Pandora y sacar todavía más mierda de la caja. No lo sé. Pero si no hago nada, se queda aquí, la casa de mi miedo, y se queda el miedo en mi mente.
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