¡Flashback! Otra vez los malditos flashbacks
Vuelven los flashbacks, y con fuerza. Estos malditos flashbacks puramente emocionales, sin recuerdo alguno en la mente, y a veces (muchas veces) tardo bastante tiempo hasta darme cuenta de que estoy teniendo un flashback.
Tuve un flashback bastante brutal desde al menos el lunes al mediodía hasta el martes por la tarde. Estuve casi puro miedo, un miedo inexplicable por mi situación actual o algunas cosas que están pasando a mi alrededor. Un flashback emocional. Un miedo de mi pasado, de mi infancia o adolescencia.
De una manera el trauma complejo es un trauma sin recuerdos. Aunque es posible que también hubo abuso sexual – un tema que siempre vuelve para mi – lo más “gordo” del trauma complejo es el abandono emocional durante largos tiempos – en mi caso durante los primeros 22 años de mi vida. El trauma complejo es resultado de una suma de muchos pequeños sucesos de abandono, y, quizás, también algunos de maltrato o abuso. Pero como ninguno en si mismo parece muy grave, no se quedan recuerdos. O, solo se quedan las emociones, solo el cuerpo se recuerda.
Cuando pensamos en trauma y flashback, habitualmente pensamos en que hay un recuerdo a un suceso traumático – un accidente, una catástrofe, un abuso – y que revivimos este suceso, incluso con las imágenes en nuestra mente. Un flashback emocional es distinto: revivo algo traumático de mi infancia o adolescencia al nivel emocional, pero sin ningún recuerdo en la mente.
Pete Walker, en su libro TEP complejo: De Sobrevivir a Prosperar: Una guía y mapa para recuperarse del trauma infantil, describe un flashback emocional como un secuestro de la amígdala, es decir, el "cerebro emocional/irracional" toma el control ante el neocórtex, el "pensamiento/cerebro racional". Lorena Vara González dice en su blog sobre el secuestro de la amígdala: “El secuestro de la amígdala es una reacción emocional inmediata y desproporcionada en relación al estímulo que la ha desencadenado porque se percibe como una amenaza a la estabilidad emocional. Esto se produce porque la amígdala roba la activación de otras áreas cerebrales, sobre todo el córtex, dominando la conducta del sujeto, y apagando el área que nos hace más racionales, más humanos.
El área frontal del córtex que queda inhibida con el secuestro es la responsable de nuestro pensamiento lógico o la planificación de nuestras acciones. En cambio, la amígdala forma parte de las estructuras más primitivas de nuestro cerebro y es la que regula las emociones. Así, nuestro pensamiento lógico queda supeditado al mando de nuestras emociones.”
Jorge Gil escribe sobre el flashback emocional en la web Gestalt Salut:
“Cuando una situación actual genera una activación desmedida del miedo, la vergüenza o la humillación, entre otras reacciones, es posible que estemos reviviendo una vivencia traumática del pasado, es decir, que tengamos un “flashback emocional”."
"Un flashback emocional es una situación/experiencia que ocurre en el presente, que activa un recuerdo que transporta a la persona a revivir una experiencia que provocó el trauma psicológico original.
Una situación actual nos conecta a una situación pasada."
"El flashback nos pilla por sorpresa (...)
Este traslado es tan potente que a veces la persona no sabe que está pasando, es como si nuestro pasado nos secuestrase y volvamos al estado niño, las antiguas heridas se abren.
Los flashbacks emocionales son regresiones intensamente perturbadoras a situaciones traumáticas, infantiles o adolescentes, de nuestra historia donde se vivió miedo, vergüenza, humillación, abuso, exclusión,… Cualquier vivencia que nos haya golpeado de forma traumática en nuestra psique.”
Entonces, en un flashback emocional algún suceso desencadenante – que puede ser algo que pasa, que dice otra persona, o también algo interno, un pensamiento – activa a la amígdala que toma el control. Miedo. En mis flashbacks, principalmente siento muchísimo miedo, me convierto en puro miedo, y la reacción de la amígdala también significa que mi cuerpo empieza a producir mucha adrenalina y otras hormonas relacionadas con el estrés y el miedo. Aunque aparentemente no ha pasado nada, mi cuerpo se pone en alerta, la amígdala toma el control, y tengo poca capacidad de una reflexión racional. Más bien, mi cerebro intenta explicarse las emociones – el miedo – basándose en la actualidad, mientras en la realidad las emociones corresponden a sucesos traumáticos de mi pasado.
Muchas veces es difícil darme cuenta de que me esta pasando. Tengo guardado los 13 pasos para manejar los flashbacks de Pete Walker, que son muy útiles, pero si no llego al primer paso, decirme que estoy teniendo un flashback, tampoco llego al resto de los pasos, que me pueden permitir relajarme y salir del flashback.
El martes a partir del mediodía empecé a plantearme la posibilidad de que realmente estuve en un flashback. No obstante, tardé unas horas más para decirme que sí, y fui a un café para trabajar los 13 pasos con tranquilidad y en un espacio seguro. En este momento no conseguí a identificar el desencadenante (paso 11), y tampoco a identificar a qué estuve volviendo a tener este flashback (paso 12). Pensé en el trauma de mi última relación, pensé en el sexo, y otra vez no tuve claro si estuve pensando en el sexo con mi entonces pareja o en otro sexo, cuando era niñe. No tengo recuerdos, y solo me vinieron unos pensamientos poco claros.
Al mismo tiempo, ya no sé si realmente esto era el pasado a que estuve volviendo. Desde entonces, he vivido varios momentos desencadenantes de este último flashback (al menos lo creo), y cada vez me ha costado mucha energía no caer otra vez. Ayer por la tarde estuve al borde de volver al flashback, o, quizás, ya al inicio, pero conseguí salir y estabilizarme. Hoy me esta costando mucho no caer otra vez…
Flashbacks. Estos flashbacks emocionales son una mierda. Jordi Gil dice al final de su texto: “El flashback emocional es una oportunidad para sanar el trauma anterior, el cual busca sanarse a través de la repetición en el presente.
Lo importante es aceptar que se darán esos flashbacks, no traumatizarlos más, y aprender a acompañarse en ellos desde la autocompasión, la adultez y la no critica.”
Quizás sí. Pero me parece difícil sanar el trauma, estas situaciones de mi pasado, si no tengo ningún recuerdo. Estoy con Pete Walker cuando dice “La minimización de las consecuencias debilitantes de una infancia llena de negligencia emocional es el núcleo de la cebolla de negación del TEPT. Nuestros esfuerzos de recuperación se ven obstaculizados hasta que comprendemos cuánto de nuestro sufrimiento se constata en torno al abandono emocional temprano - en torno al gran vacío que surge de la falta de interés y compromiso amoroso de los padres, y en torno a la angustiosa experiencia de ser pequeñe e impotente mientras creces en un mundo en el que no hay nadie que te apoye.”
No obstante, es difícil. Y, todavía más cuando más allá de la negligencia emocional posiblemente hay otros aspectos, un posible abuso sexual.
Mis últimos flashbacks emocionales y también el trauma de mi última relación han puesto en mi agenda emocional otra vez esta pregunta, y con fuerza.
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