Contra la militarización de la juventud


– Una nueva área de trabajo de la Internacional de Resistentes a la Guerra


En Europa y, hasta cierto punto, a escala global existen actualmente dos tendencias que contribuyen a un incremento de la militarización de la juventud. La primera tendencia es el final (o más exactamente, la suspensión) de la conscripción en la mayoría de los países europeos desde los años 90. En 2011, Alemania, una de las últimos grandes potencias militares y económicas que todavía mantenían la conscripción, la suspendieron. La segunda tendencia es una especia de “normalización de la guerra”. Desde el guerra de los Balcanes, pero aun más desde el 11-S y el anuncio de la “guerra contra el terrorismo”, el uso político de la fuerza militar se ha incrementado. La guerra ya no se ve como el fracaso de la política, sino como una de los instrumentos de la política. Esto condujo a una reestructuración radical de las fuerzas militares, orientada hacia la movilidad y la intervención militar. Pero también trajo consigo nuevas justificaciones para uso de la fuerza militar: primero la “intervención humanitaria” (Yugoslavia, Somalia), después la “guerra contra el terrorismo” (Afganistán, Iraq) y la “responsabilidad de proteger” (Libia). Ambas tendencias se refuerza mutuamente, y uno de los resultados es el incremento de la militarización de la juventud ya desde edades tempranas.
El programa “Derecho a negarse a matar” de la Internacional de Resistentes a la Guerra se centra en el reclutamiento militar, objeción de conciencia al servicio militar y resistencia del personal militar (ya sea objeción de conciencia, deserción, o abandono de puesto). Por tanto, es importante que respondamos a los cambios en el reclutamiento militar, desde la conscripción hacia el reclutamiento “voluntario”, y que afrontemos los restos que esto supone para un movimiento antimilitarista. Paradójicamente, el final del reclutamiento forzoso mediante la conscripción conduce, en cierta manera, a un incremento de la militarización, puesto que el ejército tiene que reclutar personal y justificar sus guerras presentes y futuras. La militarización de la sociedad, y sobre todo de la juventud, es un requisito previo para el reclutamiento militar y la guerra. En consecuencia, la Internacional de Resistentes a la Guerra está actualmente ampliando el enfoque de su trabajo en el “derecho a negarse a matar” para incluir el trabajo contra la militarización de la juventud, y nuestra conferencia internacional de estudio en Darmstadt, Alemania, del 8 al 10 de junio de 2012, será un hito importante para el desarrollo de este trabajo.


¿El final de la conscripción?


El fin de la conscripción ha sido desde hace mucho tiempo uno de los objetivos de la Internacional de Resistentes a la Guerra y otras organizaciones antimilitaristas, y con razón. Poco después de la fundación de la Internacional de Resistentes a la Guerra, lanzó una campaña y un manifiesto contra la conscripción en 1926. Hoy, casi 90 años después, unos pocos países en Europa mantienen la conscripción. Después de que hasta Suecia (el 1 de enero de 2011) y Alemania (el 1 de julio de 2011) suspendieran la conscripción, son principalmente algunos países escandinavos y de Europa del este (ex soviéticos), con Austria, Suiza y Grecia los que todavía mantienen el servicio militar obligatorio. Pero incluso en estos países hay un desplazamiento hacia unidades militares profesionales basadas en “voluntarios” para las tareas más “serias”: las intervenciones militares en el exterior.
¿Hemos ganado entonces? Sí y no. Sí, porque a los gobiernos y los militares les resulta cada vez más difícil justificar la conscripción. En muchos países que han abolido la conscripción, la opinión pública se volvió en contra de ésta mucho tiempo antes de ser abolida. Aunque esto raramente estuvo basado en el antimilitarismo, sino más bien en la violación de la libertad personal causado por la conscripción, y en la negativa personal a formar parte del ejército, más que en la oposición a la acción militar en sí misma. De hecho, en la mayoría de los países, fueron los militares los que presionaron para poner fin a la conscripción como parte de un proceso para profesionalizar el ejército. La conscripción era vista más como un lastre que como una ventaja para un ejército reducido, móvil y profesional, listo para emprender operaciones militares por todo el planeta.
Con el fin de la conscripción, las fuerzas armadas se enfrentan al reto del reclutamiento. La presencia de las fuerzas armadas en la esfera pública -mediante anuncios en televisión, vallas publicitarias, revistas y periódicos, pero también mediante el uso del espacio público para desfiles y ceremonias militares- es crucial para que el ejército cree una cultura y entorno favorable al reclutamiento.


La normalización de la guerra


Antes del fin de la Guerra Fría, la guerra se veía normalmente como un fracaso de la política. Aunque esto ha cambiado en las últimas dos décadas. Las guerras que acompañaron la desintegración de Yugoslavia han sido usadas para justificar las intervenciones militares como “intervenciones humanitarias”. Después del genocidio de Ruanda, se desarrolló el concepto de la “responsabilidad de proteger” [1], que representa poco más que una escasamente disimulada justificación de la guerra.
Paralelamente, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), inicialmente formada con la supuesta finalidad de defender las “democracias occidentales” frente al bloque soviético, reenfocó su atención hacia las operaciones militares “fuera de área”, es decir, fuera del territorio de los estados miembros de la OTAN. La intervención de la OTAN en las guerras de Yugoslavia -desde Bosnia hasta la guerra contra Serbia y el “mantenimiento de la paz” en Kosovo- fue el primer paso hacia la transformación de la OTAN. Con la Unión Europea haciendo lo mismo, y posteriormente asumiendo el papel de la OTAN en Bosnia, los estados miembros de la UE oficialmente “no alineados” (como Irlanda, Suecia, Finlandia, entre otros) fueron también arrastrados (o se unieron con entusiasmo) a esta militarización.
La “guerra contra el terrorismo” proporcionó el telón de fondo para el siguiente paso de la normalización de la guerra. Por primera vez en la historia, la OTAN invocó el artículo 5 de su tratado -una situación de defensa colectiva- tras los atentados del 11-S. Hoy, la OTAN mantiene actividad militar en diferentes lugares. Entre ellos, en Afganistán desde 2003 con actualmente unos 129.000 soldados bajo el mando de la OTAN, en Kosovo desde 1999 con hoy unos 5.000 soldados, en el Mediterráneo desde octubre de 2001 como parte de la operación “Active Endeavour” [2]. Los bombardeos liderados por la OTAN sobre Libia para “proteger a los civiles” ha sido un nuevo hito en esta normalización de la guerra.
Aunque este desarrollo puede que no parezca muy dramático desde una perspectiva británica, estadounidense o francesa, países que están en cierto modo acostumbrados a dirigir operaciones militares globalmente (en el caso de Francia y Reino Unido, centradas en sus antiguas colonias), ha significado un cambio muy intenso para la mayoría de los países europeos, los cuales no habían estado implicados en operaciones de combate desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, todos los miembros de la UE excepto Chipre están implicados en la guerra de Afganistán, y muchos participan en otras operaciones de “mantenimiento firme de la paz”, como en Líbano, Congo, Bosnia, etc.


Militarización


La normalización de la guerra no habría sido posible sin la militarización masiva de la sociedad y el espacio civil, sobre todo en aquellos países que no están acostumbrados a ver a “sus muchachos” (y son de hecho muchachos en su mayoría) matando y muriendo fuera de su país. Los objetivos de este proceso tienen dos niveles: crear aceptación para la guerra dentro de la sociedad (apoyar a “nuestros muchachos”), y crear un clima favorable al reclutamiento, con el fin de reclutar el número suficiente de soldados para mantener la capacidad de las operaciones militares.


Militarización de las escuelas


Por ejemplo, la política de juventud del Ministerio de Defensa del Reino Unido afirma: “el Ministerio desarrolla actividades curriculares como una manera de conectar con la juventud en apoyo a la política general del Ministerio. En particular, ofrece maneras únicas y sutiles de potenciar la comprensión de las fuerzas armadas dentro de la sociedad, particularmente de los valores, cultura, tradiciones y espíritu que son esenciales para mantener la efectividad militar. Más directamente, ofrece oportunidades para concienciar al público y aumentar la empatía respecto a las fuerzas armadas y finalmente, es una potente herramienta para facilitar el reclutamiento sobre todo si las habilidades desarrolladas mediante las actividades curriculares tienen una relación directa con los requisitos militares.” [3] Esto se expresa también muy claramente en la “Estrategia Global de Personal de las Fuerzas Armadas”: “Necesitaremos, en particular, aumentar los esfuerzos para explicar el papel y necesidades para los Servicios a la sociedad en general, y sembrar las semillas de nuestro crecimiento futuro estableciendo vínculos con padres, maestros, líderes comunitarios y otros “filtros”. Necesitaremos valorar nuestro acercamiento a las escuelas, oficinas de reclutamiento y eventos militares públicos para potenciar nuestros resultados de reclutamiento.” [4]
Así que no sorprende que en febrero de 2007 el jefe de estrategia de reclutamiento del ejército, el coronel David Allfrey, dijo a The New Statesman: “Nuestro nuevo modelo tiene que ver con la concienciación, y eso implica un periodo de tiempo de 10 años. Empieza con un chico de 7 años asistiendo a un paracaidista en una exhibición aérea y pensando, 'es genial'. De ahí en adelante el ejército intenta aumentar el interés gota a gota.”
Esto se repite en el enfoque del ejército alemán. Como Michael Schulze von Glaßer escribe en El Fusil Roto nº88: “Si la gente joven no puede ser convencida de que tome las armas por sí misma, entonces por lo menos deberían ser convencidos de la necesidad de las intervenciones militares: la cúpula militar y el gobierno quieren convertir al ejército alemán en un agente que actúe globalmente, y tienen el objetivo a largo plazo de crear un apoyo político estable entre la población. Por tanto, centran su agitación en los (todavía fácilmente persuadibles) jóvenes, y mañana votantes. Y el (ex) Ministro de Defensa Karl-Theodor zu Guttenberg (CSU) sabe dónde encontrar a los jóvenes: 'la escuela es el lugar correcto para llegar a la gente joven.' “


Instrumentalización de los veteranos y el Día de las Fuerzas Armadas


Las guerras en Afganistán e Iraq no han sido populares, y deben tomarse contramedidas para aumentar el apoyo a “nuestros muchachos”. En Reino Unido, estas medidas llegaron en parte en forma de un “Día de las Fuerzas Armadas” introducido de nuevo, el cual empezó como un “Día de los Veteranos” , en 2006, y se celebra como “Día de las Fuerzas Armadas” desde 2009, “para aumentar la conciencia y la valoración por los que están en activo”, o, como escribe el Ministro de Defensa en una nota de prensa, “permite a la nación mostrar su apoyo a los hombres y mujeres que componen la comunidad de las fuerzas armadas, desde las tropas en activo hasta las familias, veteranos y cadetes”. [5]
El Día (de la Conmemoración) del Armisticio -originalmente introducido para recordar a las víctimas de la Primera Guerra Mundial- se está convirtiendo progresivamente en un evento de propaganda para la guerra. En noviembre de 2010, varios veteranos británicos escribieron en una carta abierta: “Un día que debería tratar sobre la paz y el recuerdo se ha convertido en una campaña de un mes de duración para apoyar las guerras actuales. La campaña de este año ha sido lanzada con todo un circo mediático. El verdadero horror e inutilidad de la guerra es olvidada e ignorada. Se le pide al público que lleve una amapola en apoyo a “nuestros héroes”. No hay nada heroico en ser reventado dentro de un vehículo. No hay nada heroico en que te disparen en una emboscada, y no hay nada heroico en combatir en un conflicto innecesario.” [6]
Son sólo dos ejemplos de cómo y dónde funciona la militarización. Sin embargo, la militarización es un proceso que abarca todos los aspectos de nuestras vidas, y es difícil de evitar.


Contra la militarización de la juventud


Afortunadamente, la militarización es cuestionada. Cuando la Internacional de Resistentes a la Guerra empezó a hablar de cómo responder al resto de los cambios en el reclutamiento militar, nos animó la larga e inspiradora historia del contrarreclutamiento en EEUU. Aunque rápidamente pudo verse que el reclutamiento es sólo la punta del iceberg. Sólo es el resultado potencial final del “goteo” al que se refería el coronel David Allfrey. La militarización no sólo conduce a un ambiente favorable al reclutamiento, también se necesita para preparar y mantener el apoyo público del “frente doméstico” a la guerra y el ejército. Hacer frente a esta militarización es por tanto no sólo parte del trabajo de contrarreclutamiento, sino que es además el núcleo del antimilitarismo.
Hay muchos ejemplos inspiradores del trabajo para hacer frente a la militarización de la juventud. Varias escuelas en Alemania se han declarado “sin militares”, negando acceso al ejército alemán a las escuelas y no participando en eventos organizados por el ejército. En EEUU, la limitación del acceso a los reclutadores a los centros de secundaria y las universidades ha sido uno de los principales “campos de batalla” entre el ejército y el movimiento contra el reclutamiento.
Pero las escuelas y universidades son sólo un ejemplo. La gente queer se enfrenta al despliegue del ejército y los intentos de reclutamiento dentro de la comunidad queer, por ejemplo mediante la participación en actividades del orgullo gay, y las ONGs luchan contra el reclutamiento de los menores de 18 años haciendo lobby a diferentes niveles.
El papel de la Internacional de Resistentes a la Guerra como red pacifista y antimilitarista internacional es principalmente potenciar el debate, facilitar el intercambio de experiencias, y fortalecer la creación de redes globales de antimilitaristas que trabajan contra la militarización de la juventud. La conferencia de estudio internacional en Darmstadt en junio esperamos que sea un primer paso inspirador.
Andreas Speck


Notas


[1] La Responsabilidad de Proteger. Informe de la Comisión Internacional sobre Intervención y soberanía estatal, International Development Research Centre, Ottawa, 2001, https://www.wfm-igp.org/icrtop/ICISS%20Report.pdf, visto el 23 de mayo de 2012
[2] OTAN: operaciones y misiones de la OTAN, última actualización: 29-abr-2012 16:09,http://www.nato.int/cps/en/natolive/topics_52060.htm?, visto el 23 de mayo de 2012
[3] Ministerio de Defensa: Estrategia para entregar en las iniciativas de juventud el Ministerio de Defensa, artículo de la dirección General de Fuerzas de Reserva y Cadetes, Abril 2005,http://www.mod.uk/NR/rdonlyres/DCA0B266-5CA4-47AA-8172-85DA92892C52/0/dr..., visto el 23 de mayo de 2012
[4] Ministerio de Defensa: Estrategia general de personal de las Fuerzas Armadas, julio de 2003, http://www.mod.uk/NR/rdonlyres/3605EB3B-3CAE-4BE0-BFAA-7FCE1E7B4D8D/0/af..., visto el 23 de mayo de 2012
[5] Ministerio de Defensa: Preparativos del Día de las Fuerzas Armadas en marcha, 11 de mayo de 2012, http://www.mod.uk/DefenceInternet/DefenceNews/HistoryAndHonour/ArmedForc..., visto el 23 de mayo de 2012
[6] The Guardian, 5 de noviembre de 2010, https://www.theguardian.com/uk/2010/nov/05/poppies-and-heroes-remembrance-day, visto el 23 de mayo de 2012

Etiqueta(s):