¿Abuso sexual? - ¡Caos emocional y mental!
Desde mi episodio de sentirme suicida al inicio del año estoy llegando al punto de asumir un “sí” rotundo como respuesta a la pregunta de un abuso sexual en mi infancia. Es claro que mi nuevo relato – este “muy probablemente algo pasó en mi infancia, algo al menos al borde del abuso sexual, no sé qué, no sé de que gravedad, pero algo pasó” – tampoco me funciona.
Pero no es tan fácil. En la realidad estoy en un caos emocional y mental. No es tan fácil como simplemente decirme “sí, he sido víctima de un abuso sexual en mi infancia”, y pasar pagina. Para empezar, decir esto es súper doloroso. Asumir que he sufrido este tipo de violencia, esta violación de mi integridad corporal y sexual, no es algo baladí. Me causa mucho dolor, me pongo a llorar simplemente decírmelo a mi misme, o pensarlo.
Y, mi mente no tiene ningunos recuerdos. ¿Qué hago con esto? ¿Con qué derecho puedo decir que he sido víctima de un abuso sexual en mi infancia, si no tengo ningunos recuerdos?
Hace dos días tuve una reunión con cuatro amigues, después de empezar a hablar de sentirme suicida. Fue bien, fue muy emocional. Pero cuando una amiga me habló del abuso sexual, de que siempre hablo de que no tengo certeza, pero que mi cuerpo sí me dice algo, que mi cuerpo si se recuerda, tuve que llorar. Lo mismo me paso el día siguiente cuando hablé con un amigo sobre que estoy en el proceso de asumir un “sí”. Y el mismo día por la tarde leyendo un libro sobre asexualidad (como me defino en el espectro asexual), y leí un parágrafo (inesperado) sobre trauma por abuso sexual y asexualidad, y sentí un golpe fuerte en mi estómago. ¿Es esto mi cuerpo hablando? ¿Me quiere decir algo? ¿Me quiere decir que “sí”?
Pasé una noche fatal, durmiendo poco y llorando mucho. Mucho dolor, algo de miedo. Y siempre pensando en el sí o no de un abuso sexual. No me estoy preguntando ¿qué me pasó? No estoy buscando recuerdos. No quiero saber más sobre un posible abuso. Simplemente estoy en el proceso de asumir un “sí” rotundo.
Pero: me siento impostore. ¿Cómo puedo decir qué sí si mi mente no se recuerda de nada? Y otra vez lloro. No hay salida.
Y, otra parte de mi se resiste a un “sí”. Se resiste, porque es doloroso. Se resiste, porque no confía en mi cuerpo, en mis emociones. Se resiste.
Confusión. Sobre todo siento mucha confusión. No sé que pensar, no sé que siento. Sé que siento dolor, sé que siento miedo, sé que tengo que llorar tanto por el dolor como por el miedo. Pero: dolor, ¿por qué? Miedo, ¿por qué? ¿A qué tengo miedo? ¿De donde viene este dolor?
En mi última sesión de terapia el lunes tanto mi psicóloga como yo llegamos a la conclusión que ella ya no puede acompañarme adecuadamente, que necesito trabajar con una psicóloga experta en abuso sexual en la infancia. Pero, ¿esto me da certeza?
Es cierto que se están removiendo muchas cosas en mi en los últimos días, cosas que tienen que ver con abuso sexual. Y, además, hay una imagen recurrente desde semanas, probablemente desde cuando me vino el trauma de mi última relación afectiva sexual: une niñe (¿yo?) mirando el pene erigido de un hombre adulto. Al inicio de recordarme del trauma de esta relación no sabía muchas veces cuando pensé en el trauma si estuve chupando la polla de mi entonces pareja o si tuve diez o menos años y estuve chupando la polla de otra persona. Luego, la imagen se estabilizó y ahora siempre es la misma: une niñe mirando la pene erigida de un hombre adulto. Esta imagen me vine en momentos inesperados, como cuando estuve pensando en mi, mi madre y la ducha (algo que también podría calificar como una forma de abuso sexual, aunque sin intenciones sexuales), cuando tuve un flash violento en el que apareció mi padre, o cuando quiero disfrutar el placer de masturbarme – ahora imposible por esta imagen.
¿Qué hago con todo esto? ¿Qué hago con la imagen? ¿Qué hago con los recuerdos de mi cuerpo, que parece quieren decirme que un “sí” rotundo es lo correcto? ¿Qué hago con sentirme impostore por no tener recuerdos de un abuso sexual en mi mente? ¿Qué hago con mis emociones, con mi dolor, con mi miedo? ¿Qué hago con la parte de mi que se resiste a un “sí” rotundo?
Me siento confuse. Me siento agotade. No sé que pensar. Ya no sé que siento realmente. Un caos. Un caos emocional y mental. Y mi mente no para. Mi mente sigue dando vueltas a mis emociones…
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