Tratado para radicales: Manual para revolucionarios pragmáticos
La obra tardía del organizador comunitario Saul Alinsky, y su último libro, publicado en 1971, poco antes de su muerte. Su meta en Tratado para radicales era crear una guía para los futuros organizadores de comunidades para utilizar en la unión de las comunidades de bajos ingresos, con el fin de darles la posibilidad de lograr la igualdad social, política y económica, desafiando a los organismos que promovieron su desigualdad. Dentro de la obra, Alinsky compila las lecciones que había aprendido a través de sus experiencias personales sobre organización comunitaria que abarcan desde 1939 hasta 1971 y dirigiendo estas lecciones a la nueva generación de radicales de esa época.
A través de un proceso que combina esperaza y resentimiento, el organizador comunitario trata de crear un “ejército de masas” que trata de fichar el máximo número de reclutas de organizaciones locales, iglesias, servicios comunitarios (incluidos, los de salud), sindicatos, bandas de barrio e individuos. Alinsky proporciona en el libro una serie de 11 reglas, que deben ser adaptadas a la vida real y a las situaciones concretas.
Regla 1: El Poder no es solo lo que tienes, sino lo que tus oponentes creen que tienes. Si tu organización es pequeña, oculta tus números en la oscuridad y arma barullo, para que todo el mundo crea que tienes más seguidores de los que tienes.
Regla 2: Nunca vayas más allá de la experiencia de tu gente. El resultado es confusión, temor y repliegue.
Regla 3: Siempre que sea posible, ve más allá de la experiencia de tu oponente. Así le causarás confusión, temor y repliegue.
Regla 4: Provoca el que tus oponentes no vivan a la altura de su propio libro de reglas. “Puedes destruirlos con esto, ya que no podrán seguir obedeciendo sus propias reglas, así como la iglesia cristiana no vive a la altura del cristianismo”.
Regla 5: El ridículo es la más potente arma del hombre. Es difícil contraatacar el ridículo, y enfurece a la oposición, que después tiene una reacción que te favorece.
Regla 6: Una buena táctica es aquella que divierte a tu propia gente. “Si tu gente no se lo está pasando muy bien, hay algo que falla en tu táctica”.
Regla 7: Una táctica que se alarga demasiado, se convierte en una lata. El compromiso se transforma en algo ritual, cuando la gente se interesa en otros asuntos.
Regla 8: Mantén la presión. Usa diferentes tácticas y acciones y usa los sucesos del periodo en tu provecho. “La premisa mayor de las tácticas es el desarrollo de operaciones que mantendrán una presión constante sobre la oposición, que le llevará a reaccionar a favor tuyo”.
Regla 9: La amenaza es más terrorífica que el hecho en sí. Cuando Alinsky deja caer que un gran numero de pobres iban a encerrarse en los aseos del aeropuerto O’Hare, las autoridades municipales de Chicago rápidamente aceptan un compromiso a largo plazo para organizar los guettos. Imaginaban a cientos de pasajeros saliendo de los aviones y encontrándose los aseos ocupados. Después imaginaban el bochorno internacional y el daño a la reputación de la ciudad.
Regla 10: El precio de un ataque exitoso es disponer de una alternativa constructiva. “Evita ser atrapado por un oponente o un entrevistador que dice: Eso está bien, pero ¿y tú que harías?”
Regla 11: Escoge el objetivo, congélalo, personalízalo, polarízalo. No intentes atacar empresas o administraciones abstractas. Identifica un responsable individual. Ignora los intentos de desplazar o dispersar la responsabilidad
Según Alinsky, la principal tarea del activista u organizador es acosar a un oponente hasta que reaccione “El enemigo adecuadamente aguijoneado y guiado en su reacción será tu mayor fortaleza”.
Disponible en https://www.traficantes.net/libros/tratado-para-radicales.