La inmmisión ha constituido un fenómeno excepcional en el espacio europeo. Nunca, en Europa, en los últimos años, ha existido un movimiento tan enfrentado al Estado y —simultáneamente— tan extensamente apoyado por la sociedad. Esta singularidad es también de aplicación a este donde el movimiento ha disfirutado de un protagonismo social notablemente superior al de otros mvimientos.