Las discusiones entre la izquierda revolucionaria sobre la legitimidad del uso de la violencia y sobre la eficacia de las estrategias noviolentas atraviesan toda la historia del movimiento obrero y de los movimientos sociales.
En el Estado español esa discusión se vio renovada y potenciada con la irrupción de un potente movimiento antimilitarista y la campaña de insumisión, en los años ochenta y noventa.