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Un libro amigo que te invita a explorar tu género
Alex Iantaffi y Meg-John Barker: Cómo entender tu género. Una guía práctica para explorar quién eres. Traducción de Raquel G. Rojas. 320 páginas, Editorial Dos Bigotes, 2020, ISBN 978-84-121091-9-1, https://dosbigotes.es/libros/como-entender-tu-genero/
Kate Bornstein, co-editora de Disidentes de género: la nueva generación, resume el libro así: “Para cualquiera que alguna vez haya deseado tener un amigo inteligente, amable, con el que pueda hablar con calma y seguridad sobre cuestiones de género: este excelente libro es esa clase de amigo.” Y tiene razón, es un libro que aborda temas complejos como el género, la sexualidad, las relaciones, la intimidad, y otros asuntos sensibles de manera muy accesible y cuidadosa. Les autores, Alex Iantaffi, quien se identifica como trans-masculino y utiliza los pronombres elle y él, y Meg-John Barker, una persona nobinaria quien utiliza el pronombre elle, comparten mucho de su propio camino de género en esta obra, lo que contribuye a la capacidad del libro para conectar con quien lo lee, estableciendo una relación de acompañamiento y cuidado durante la lectura, invitándote a explorar tu propio género, tu propia identidad, independientemente de si no eres, o no, una persona trans o nobinaria; o incluso si eres una personas cis que nunca te has parado a reflexionar acerca de tu género.
En la introducción les autores escriben: “Esperamos sinceramente que este libro sea una lectura interesante para todo el mundo, sean cuales sean su género o sus conocimientos previos sobre el tema. Hemos notado que, a menudo, cuando se habla de género, solemos pensar en otras personas. Este libro es una invitación a reflexionar tanto sobre el género propio como ajeno porque – como veremos – tendemos a ser más amables con la gente, por muchas razones, cuanto mejor entendemos de dónde venimos.” Y esto es cierto tanto para personas trans y nobinarias, como para hombres o mujeres cis – un binarismo (trans/cis) que también se deconstruye en el libro.
En los dos primeros capítulos les autores explican en un lenguaje sencillo qué es el género y cómo se percibe en nuestras sociedades. En el primer capítulo se introducen los términos principales: trans, cis, nobinario, queer, drag, y se abordan las diferencias y las relaciones existentes entre sexo, género, y sexualidad. El sexo se nos asigna al nacer – normalmente basándose en los órganos sexuales externos del bebe-. Pero el sexo no es algo tan sencillo de determinar en base al conjunto de los órganos sexuales, la estructura cromosómica (¿quién tiene una idea certera de cuáles son sus cromosomas?) y otras características secundarias normalmente reguladas por las hormonas. Ninguno de estos marcadores de sexo tiene por qué ser obviamente masculino o femenino, y, además, no siempre indican el mismo sexo. Las personas intersexuales saben bien cómo la profesión médica les hace encajar violentamente en un binarismo de sexo en el que no encajan (como denuncia esta campaña de Amnistía internacional). Si ni siquiera el sexo podemos considerarlo binario, entonces, mucho menos podemos hacer lo mismo con el género. Les autores entienden el género cómo biopsicosocial, es decir, “para cualquier persona, la experiencia del género es una mezcla compleja de biología, psicología y el mundo que nos rodea. (…) Dado que la estructura biológica, las experiencias psicológicas y el contexto de cada cual se interrelacionan de una forma única y compleja, nuestro género es realmente algo así como un copo de nieve: no hay dos iguales” (p.49). Aquí se diluye la idea que sólo existen dos géneros (masculino y femenino), y nos acercamos a lo que ya dijo Kate Bornstein en su libro My Gender Workbook en 1998: que existen tantos géneros como personas. Esto no quiere decir que no se pueda agrupar la multitud de géneros en algunos grupos, entre ellos masculino y femenino, pero existe (y siempre ha existido) una multitud de géneros más allá de este binarismo. Cuando hablamos de género, nos estamos refiriendo también a sus múltiples dimensiones: de identidad, es decir, cómo me siento e identifico; de expresión, cómo exteriorizo mi identidad de género a través de la forma de vestirme, de hablar, de moverme, de expresarme; de roles, que hace referencia a las maneras en que representamos nuestro género en entornos específicos y en relación con otras personas, de modo que estos roles pueden ser distintos en función de cada contexto (en el trabajo, entre las amistades, en casa, …); y de experiencia, que, finalmente, nos indica cómo nos perciben y cómo percibimos a otras personas. Nada de esto tiene que ser fijo, ni mucho menos binario, y, en gran medida, muchas de estas dimensiones dependen del contexto. Por ejemplo, como persona nobinaria mi experiencia de género muchas veces es de invalidación de mi identidad, pero en espacios queer o con mis amistades vivo otra experiencia (en este sentido, resulta interesante esta encuesta sobre la experiencia de personas nobinarias). Asimismo, vemos que para muchas mujeres su experiencia de género es de acoso y de menosprecio de su identidad en comparación con la masculinidad hegemónica; o como muchos hombres cis probablemente ni se dan cuenta de su experiencia de género, al estar ajustada a lo que se considera la norma.
A partir de esta introducción teórica el resto del libro es una invitación a un viaje de exploración o reflexión sobre quién eres y cómo has llegado a ser a quién eres. El primer bloque de reflexiones es acerca de tu historia de género. ¿Qué impacto ha tenido el sexo que te asignaron al nacer en el desarrollo de tu género? ¿Qué intersecciones (clase, raza, estatus migratorio, …) han contribuido a tu género, y cómo? ¿Cómo ha cambiado la manera en la que entiendes tu género a lo largo de tu vida? ¿Qué historia de tu género cuentas ahora? Para mí han sido reflexiones muy interesantes, y algunas han resultado ser auténticos retos que me han removido mucho (como lo cuento en mi blog personal). ¿Para qué todo esto? Como dicen les autores: “La historia colectiva de género está tejida de muchas historias a lo largo del tiempo. Tu historia es parte de ella y, como tal, esencial. Cuando conocemos nuestras historias, podemos ser más conscientes de cómo nos impactan. (…) En muchos sentidos, siempre estamos actuando en la historia de nuestra vida. La cuestión es: ¿participamos también activamente en la escritura del guión o solo seguimos direcciones escénicas?”
El siguiente bloque del libro nos invita a reflexionar sobre nuestro género en la actualidad, es decir, nuestra identidad, expresión, roles y experiencias de género en el momento presente, las intersecciones actuales, y los binarismos relacionados con el género. Una invitación a cuestionar los binarismos varón/hembra, hombre/mujer, masculino/femenino, cis/trans y – binario/nobinario, que acaban simplificando la realidad y que, por tanto, al final resultan ser inadecuados para expresar toda nuestra complejidad. A través de esta exploración podemos descubrir si realmente encajamos, o no, con todas las dimensiones a un lado de estos binarismos. La clave es que podamos entender estos binarismos como espectros, o espectros multidimensionales, donde nos podemos ubicar en cada dimensión en cualquier punto del espectro, y no sólo en los extremos.
Después de estas reflexiones, el siguiente capítulo nos invita a reflexionar sobre si queremos, o no, cambiar algo respeto a nuestro género, en relación a nuestra identidad, o si compartimos, o no, nuestra identidad con otras personas (y en qué ámbitos). También se introduce la idea de múltiples identidades de género, basándose en el concepto de los múltiples yoes. Si mis yoes son múltiples, no todos mis yoes tienen por qué tener exactamente el mismo género, que no quiere decir que tengan que ser masculinos y femeninos o trans, sino que es muy probable que expresen su género con variaciones -masculinidades o feminidades distintas, o algunos nobinarios y otros más binarios…- ¿Qué palabras utilizamos para identificarnos? Es decir, ¿qué nombre utilizamos, y si es el nombre que nos dieron nuestros padres o lo hemos cambiado (oficialmente o no)? ¿Qué pronombre queremos que la gente use para referirse a nosotres (él, ella, elle, …), o qué descriptores (señor, señora, señore, …), y si estamos a gusto con esto o nos gustaría cambiar algo? Y, por fin, ¿cómo nos sentimos con nuestro cuerpo? ¿Nos planteamos cambios, o ya hemos hecho cambios? El cambio del cuerpo no se limita a personas trans, hay muchas formas de cambiar tu cuerpo, por ejemplo, mediante piercings, tatuajes, dietas, ejercicios, cirugías plásticas... Tomar hormonas para cambiar los marcadores secundarios de sexo/género es sólo una forma de modificación corporal, como también lo es la cirugía genital, de modo que muches de nosotres modificamos nuestro cuerpo por razones ‘estéticas’ o bien para expresar mejor nuestro género. Y, ¿he cambiado o me gustaría cambiar mi expresión de género, mi apariencia, mi forma de vestirme, la manera de moverme o mi voz, o cómo me muevo y ocupo el espacio? De nuevo, es muy probable que la manera en la que expreso mi género ahora ya ha cambiado a lo largo de mi vida, pero ¿me gusta cómo lo hago ahora, o quiero cambiar algo en mi expresión de género?
Otro capítulo está dedicado al tema de las relaciones y la sexualidad. No sorprende que Alex Iantaffi y Meg-John Barker otra vez amplíen la mirada, cuestionando los binarismos relacionados con las relaciones (monogamo/no-monogamo) y las sexualidades (hetero/homo). Son temas complejos, como nos advierten les autores. En un primer momento nos hacen reflexionar acerca de cómo y a quién revelamos nuestro género, cuestionando, por el camino, el concepto de “salir del armario”: “¿De qué estamos saliendo y hacia dónde exactamente? ¿Estamos saliendo de las culturas normativas y dominantes? De ser así, esto definiría claramente algunas identidades y experiencias como ‘lo otro’ y reforzaría otras como norma.” Luego introducen el tema de las relaciones, de la intimidad: “La intimidad ... tiene que ver con el apego, con compartir experiencias, con sentir que podemos ser como somos con otra persona y con la percepción de vínculos, comodidad y familiaridad que todo esto genera. En muchos sentidos, la intimidad y la exposición son primas hermanas. Es imposible intimar con alguien sin asumir ciertos riesgos al exponernos y compartir parte de lo que somos con esa persona.” Entendido así, hay muchos tipos de intimidad, y les autores ofrecen un cuadro para evaluar la satisfacción de algunas intimidades como la intimidad en el trabajo, el ocio, de opiniones e ideas, en el compromiso (activismo), el placer, la comunicación, los sentimientos, la creatividad, la sexualidad, los momentos de crisis y conflicto, y la espiritualidad. Con esta larga lista (no exhaustiva) queda claro que una única persona no puede satisfacer todas nuestras necesidades de intimidad. Luego pasan a las relaciones: de pareja o de muchos otros modelos como la monogamia, el poliamor, la poliginia, el celibato, la cuasimonogamia, la follamistad, la relación primaria/secundaria, la relación sexual informal o la anarquía relacional, entre muchos otros más. Tanto las intimidades como las relaciones están estrechamente relacionadas con el género, como lo está también la sexualidad. Como era de esperar, les autores rechazan no sólo la heterosexualidad cómo opción normativa de la sexualidad, sino también el binarismo hetero/homo, y se refieren a una encuesta reciente en la que casi la mitad de les jóvenes encuestades se posicionaron en un punto intermedio entre heterosexual y homosexual. Entonces, ¿podemos entender la sexualidad cómo un espectro hetero-homo? Tampoco es tan sencillo. ¿Dónde posicionar entonces a personas asexuales, es decir, a personas que no experimentan ninguna atracción sexual? Además, si el género es mucho más complejo, ¿qué significa hetero o homo? Más allá critican la “jerarquía sexual”, con el coito vaginal considerado como “sexo de verdad” y otras prácticas sexuales como preliminares y/o inferiores a “lo importante”.
En el último capítulo del libro se abordan algunos precedentes y combatientes en la historia del género y se nos invita a reflexionar sobre nuestras propias inspiraciones de género o disidencias de género, compartiendo unas reflexiones sobre comunidades de género o sexualidad (o más allá). En este sentido, no puedo estar más de acuerdo con les autores cuando dicen que “las intersecciones de nuestras identidades, junto con las dinámicas de poder, privilegio y opresión dominantes, pueden hacer que encontrar a nuestra gente sea mucho más complejo de lo que sería de otro modo”. Por ello, las comunidades de disidencia de género o sexual pueden ser importantes para muches personas.
Todo el libro está escrito de una manera muy cuidadosa, con repetidas invitaciones al autocuidado. Muchas veces la lectora encontrará una página de respiro, que sirve como una invitación a sentirse, centrarse en sí misme, reflexionar, o simplemente parar, dar un paseo o tomar una infusión. Les autores son muy conscientes de que reflexionar sobre nuestro género y todos estos temas relacionados no es una tarea fácil y que puede causarnos emociones fuertes, quizás inesperadas. Así que se agradecen estas invitaciones a parar y a cuidarse.
Por otra parte, decir que la traductora, Raquel G. Rojas, ha hecho un gran trabajo con la traducción de este libro al español, un lenguaje mucho más generizado que el inglés. Con mucho cuidado ha trasladado los conceptos y el lenguaje nobinario de les autores, empleando el morfema -e para las flexiones de género correspondientes a géneros nobinarios, y el pronombre elle para el inglés they/them.
Finalmente, para acabar con esta reseña, señalar que ahora, en pleno debate desencadenado por un feminismo queer- y transfobo, este libro es aún más importante de leer. Quizás pudiera ser un buen regalo para alguna de tus amistades confusas con este tema. En cualquier caso, es un libro muy recomendable, no sólo para las personas que se están cuestionando su género, sino para todas las personas que quieran aprender más sobre el género y sobre sí mismes.
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